resucitar

Resucitar es tratar de cambiar cada día un poquito

COMO  YO LOS HE AMADO

Creemos conveniente reflexionar al comenzar este 1980, sobre lo que nos ha tocado vivir el año pasado, y fijar metas para el futuro. Al fin y al cabo, somos un “pueblo peregrino” que necesita trazarse una ruta para no desviarse de su “camino”, o, al menos, desviarse lo mínimo, estando conscientes de que, si hay desviaciones, siempre podremos encarrilarnos nuevamente, basta que lo queramos.

A nivel pareja; ¿hemos revisado frecuentemente nuestras actitudes de casados—solteros, nuestras máscaras, nuestra apertura a nuestro cónyuge, escuchándolo y confiándole sentimientos difíciles? ¿Hemos reevaluado cómo afecta nuestra relación, cada uno de estos conceptos claves del FDS? ¿Estamos decididos a renovar nuestra relación, intentando un cambio en algunas de nuestras actitudes que la afectan? ¿Hemos hecho nuestro 10/10 diariamente? ¿Estamos convencidos de que el diálogo nos ayuda a crecer en nuestra relación? y ¿lo hacemos para estar más cerca el uno del otro o sólo por compromiso, “para que los demás vean que dialogamos”, no por nosotros?

 ¿Hemos dialogado sobre áreas difíciles últimamente? ¿Qué más podemos hacer para renovarnos como pareja, y dejar que nuestra “Frescura Pascual” , renueve a otros?

 A nivel Iglesia o Comunidad: El año 79 pasaron muchas cosas fuertes que nos deben mover bastante:

En enero nos visitó Su Santidad, Juan Pablo ll, dejándonos un testimonio de amor y entrega increíbles. ¿Sirvió su estadía entre nosotros para revisar dónde estamos como pareja, como católicos, como apóstoles de nuestro Sacramento?

La III Celam (1) . . ., la convivencia con los Sres. Obispos. ¿Nos comprometieron más para profundizar en nuestra Fe y dar testimonio de ella “para que los demás creyeran”?

El FDS llegó a Mexicali, Hermosillo, Ciudad Guzmán y Tegucigalpa, en la hermana República de Honduras. . . ¿Estamos conscientes del poder que tenemos como pareja, para ayudar a cambiar el mundo y hacemos uso de él frecuentemente? ¿Nos involucramos en los pasos que da nuestro movimiento de Encuentros Matrimoniales, para fortalecer a nuestra Iglesia, al luchar para que más y más parejas, en el mundo estén conscientes de la riqueza de su Sacramento, y vivan una vida mejor? ¿Vemos a nuestro movimiento de Encuentros Matrimoniales como Signo de la presencia del Espíritu del Señor entre nosotros, y creemos que es un instrumento necesario para los tiempos que vivimos, o sólo recordamos el FDS como una experiencia bonita de nuestra vida de casados?

“Cristo, nuestra Pascua, ha resucitado, “¡aleluya!”, nos dice la liturgia de este tiempo, y nos dice más todavía: “Celebremos, pues, la Pascua. Estas frases nos mueven a reflexionar mucho sobre nuestra docilidad para resucitar con el Señor en nuestra vida diaria. . ., porque si estamos convencidos de que en un FDS resucitamos, y se nos dan armas para poder hacerlo diariamente. Basta que sepamos y queramos morir a todas nuestras actitudes que impiden estar en relación con nuestro cónyuge o con nuestra Iglesia. . .Conscientes de esa renovación y de esa resurrección que trae el FDS, hemos seguido luchando por expandirnos y nos da una emoción inmensa comunicarles que, en esta Pascua de 1980, el Encuentro Matrimonial ha llegado a la ciudad de Monterrey, para que muchos regiomontanos sepan Resucitar en el Señor a la belleza de su Sacramento.

Además, se han empezado nuevos programas de Grupos Activos, un miembro muy activo (valga la redundancia) dentro de nuestra familia de Encuentros. Se han dado, en plan piloto, algunos encuentros familiares, y, los que han tenido la gracia de vivirlos, sienten resucitada y renovada a su Iglesia Doméstica.

También los Encuentros para Novios están apretando el paso, y nos llena de satisfacción imaginarnos lo padre que será la relación conyugal de esas parejas ¡Cuánto camino llevan ganado!

En enero fue en Guadalajara la reunión internacional de nuestra familia encontrada. El amor y la unidad, por los que luchamos todos cada día, se vio testimoniada allí, amén del mutuo enriquecimiento del que disfrutaron los de fuera y los de casa.

Como ven, este 80 está recogiendo los frutos de la pródiga siembra del 79. Pedimos sus oraciones para que nuestra Iglesia pueda seguirse vivificando con nuestros propios triunfos en la lucha diaria, por ser mejores parejas, mejores familias, mejores sacerdotes y religiosos.

Que la Alegría de Jesús Resucitado, nos mueva cada día a querer cambiar un poquito, para así poder cambiar el mundo. 

¡Felices Pascuas a todos!

(1) III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano
Artículo tomado de la Revista El Espíritu del Encuentro n° 1
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El Signo del amor de Cristo

La manera en que   una pareja sacramentada se ama, es un signo y un reflejo de la forma en que Cristo nos ama a todos nosotros, su Iglesia.

En el transcurso de mi vida han habido personas y parejas que me han movido y que han tenido un significado muy especial para mí.  

Sin embargo, hubo una pareja en especial que me motivó y me impactó   de   forma muy profunda y significativa.   A pesar de todos los desafíos que   llevaban juntos (cerca de 56 años), su amor del uno por el otro se reflejaba todavía en sus gestos y actitudes constantes, en sus cuidados del uno por el otro, en el apoyo   que se brindaban siempre…   y, sobre todo, durante sus enfermedades y tristezas más fuertes.    

Yo veía claramente su amor en sus abrazos y besos cariñosos, en la forma de hablarse y respetarse, aun dentro de sus bromas y risas alegres.

Ella, mi madre, está desde hace varios años en silla de ruedas, con una pierna amputada, y es diabética.

Mi papá sufrió durante sus últimos 4 meses los efectos más patentes y dolorosos de un cáncer que finalmente lo llevó a la tumba.   

Sin embargo, a pesar de todos sus achaques, dolencias y malpasadas, su amor y su dedicación mutua casi no se empañó; al contrario, se hizo cada vez más intensa en su relación de pareja sacramentada.

El verlos así, juntos y cariñosos, me invitaba y me retaba fuertemente a echarle los kilos, a esforzarme por vivir con Tere una relación más comprometida, más profunda y más  llena de amor. 

 Todavía tengo muy vivo su recuerdo.   Me gusta tanto cómo se escuchaban uno al otro y cómo se esforzaban por comunicarse, aunque estuvieran disgustados, o, aunque mi papá se estuviera quedando medio sordo. Me daban ganas de imitarlos, de arriesgarme más a compartir con Tere todas mis tristezas, mis temores y alegrías.

Me atraía mucho (y me atrae ahora más que nunca) su ejemplo a seguir; sobre todo después de ser testigo de aquella tierna escena de despedida, en el lecho de él, mi madre sentada en la orilla de la cama. Imagen muy querida, que llevo bien grabada en mi corazón…Ahí pude ver y palpar el verdadero amor de Cristo hecho toda una hermosa realidad a través del Matrimonio. Pude ver a una pareja sacramentada viva, de carne y hueso…En esas miradas y esas frases tan llenas de amor y de ternura, que ya las quisieran muchos jóvenes enamorados… La blanca cabeza de mi madre entre las grandes y fuertes manos de mi padre, temblorosas de tan viejas y de tan enfermo. Él le decía “¡mira nomás qué bonita te ves con tu pelo tan blanco y brillante!  Te voy a poner un pedestal aquí, cerquita de mí, para estarte viendo todos los días”. Y luego ese abrazo y ese beso tan amoroso, tan dulce, y tan lleno de nostalgia por la ya tan próxima separación, por el adiós definitivo a toda una vida juntos… Mis hermanas, Tere y yo, en un rincón observábamos en silencio, llorando, emocionados, enternecidos y maravillados de tan hermosa demostración de su gran amor. 

Ahí quedó una gran lección de vida para mí. Un inolvidable y hermoso recuerdo. Un reto y una fuerte convicción: Sí se puede.

Sí es posible el Amor de Cristo entre esposos. ¡Sí, el Sacramento del Matrimonio tiene que ser creación de Dios! 

 

Victor Jurado 

Ciudad Juarez, Chihuahua

Revista El Espíritu del Encuentro Mayo-Junio del 2000

oracion

La oración sí es efectiva

Con gran júbilo y esperanza estamos ahora en Monterrey celebrando nuestro 1er Fin de Semana.

¡Qué alegría!, no hace ni 6 meses pedíamos en otro artículo que sus oraciones se uniesen a las nuestras y al esfuerzo que se estaba llevando a cabo.

Y el gran regalo ha llegado, el Señor tiene sus caminos, y Él se vale de muchas cosas para que nos preparemos en lo material, y muy en especial en lo espiritual.

Hoy ha llegado el momento, y con grandes sorpresas, pues entraron en el equipo Fernando y Carmelita López, de nuestra comunidad además participa en el F.D.S. un sacerdote y 2 religiosas y 17 matrimonios, un buen comienzo. Regalo de lujo del Señor.

Todavía no terminamos con las emociones, cuando ya tenemos la fecha para el próximo F de S. y nos hemos preguntado ¿Cuándo nos tocará el Nacional?

La clausura. Increíble todos los hijos con su clavel entraron corriendo y se confundieron con las parejas en medio de su azoro, risas, lágrimas y emoción.

Éramos pocos, claro apenas somos 10 parejas, pero trabajamos con gran entusiasmo y alegría pues como nos dijo el Padre Fernando, ahora que ya nació “el niño”, hay que cuidarlo y todos nos sentimos con la responsabilidad de hacerlo crecer y llevarlo a todo el Estado de Nuevo León y estados vecinos.

Nos sentimos emocionados al ver que nuestro runo es una realidad, y con las nuevas parejas y la oración que se deja sentir pronto seremos un montón.

Con amor,

La Comunidad de Monterrey

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Por qué rezar el Rosario

Hoy más que nunca, en una sociedad acechada por el materialismo, la secularización y tantas otras tentaciones que nos arrastran, necesitamos fortalecernos con la Oración. Siendo la familia la célula de la Iglesia y de la Sociedad, es aquí donde es más importante fomentar la Oración y una de las maneras más sencillas y al alcance de todos es la Oración del Santo Rosario.

Es una Oración plenamente evangélica, ya que del Evangelio toma los misterios que se meditan y “las palabras” que se rezan (El Padrenuestro y el Ave María).

Es una oración que se centra en la Historia de Salvación, a partir del anuncio de la Encarnación hasta los momentos culminantes de la Pascua.

Es una Oración profundamente Cristológica, ya que el protagonista no es María, sino Cristo.

Es una Oración que, además de sus alabanzas y peticiones, incluye un margen notable de contemplación; sin ese clima de meditación, el rosario sería como un cuerpo sin alma y su rezo corre el peligro de convertirse en una mecánica repetición de fórmulas.

Es la Oración por excelencia de la Familia Cristiana, “Iglesia Doméstica” guiados por María, hacia Jesucristo, nuestro único Salvador.

Por otra parte, también rezamos el Rosario, porque necesitamos decirle a nuestra Mamá del Cielo que la queremos mucho. iSÍ!, cuando tú amas a alguien no te cansas de decírselo, ni la persona de escucharlo; a todos nos gusta que nos lo digan, porque es algo maravilloso escucharlo; pues es eso lo que hacemos al repetir tantas veces el Ave María.

A todos nos gusta que nos digan cosas bonitas de nosotros mismos, a las mujeres más todavía; con las letanías le decimos “piropos” a nuestra Madre María.

¿Y TÚ NO LE QUIERES DECIR CUANTO LA AMAS?

Sor María Dolores

Hermanas Clarisas Capuchinas

Diócesis de Tabasco