Hoy más que nunca, en una sociedad acechada por el materialismo, la secularización y tantas otras tentaciones que nos arrastran, necesitamos fortalecernos con la Oración. Siendo la familia la célula de la Iglesia y de la Sociedad, es aquí donde es más importante fomentar la Oración y una de las maneras más sencillas y al alcance de todos es la Oración del Santo Rosario.
Es una Oración plenamente evangélica, ya que del Evangelio toma los misterios que se meditan y “las palabras” que se rezan (El Padrenuestro y el Ave María).
Es una oración que se centra en la Historia de Salvación, a partir del anuncio de la Encarnación hasta los momentos culminantes de la Pascua.
Es una Oración profundamente Cristológica, ya que el protagonista no es María, sino Cristo.
Es una Oración que, además de sus alabanzas y peticiones, incluye un margen notable de contemplación; sin ese clima de meditación, el rosario sería como un cuerpo sin alma y su rezo corre el peligro de convertirse en una mecánica repetición de fórmulas.
Es la Oración por excelencia de la Familia Cristiana, “Iglesia Doméstica” guiados por María, hacia Jesucristo, nuestro único Salvador.
Por otra parte, también rezamos el Rosario, porque necesitamos decirle a nuestra Mamá del Cielo que la queremos mucho. iSÍ!, cuando tú amas a alguien no te cansas de decírselo, ni la persona de escucharlo; a todos nos gusta que nos lo digan, porque es algo maravilloso escucharlo; pues es eso lo que hacemos al repetir tantas veces el Ave María.
A todos nos gusta que nos digan cosas bonitas de nosotros mismos, a las mujeres más todavía; con las letanías le decimos “piropos” a nuestra Madre María.
¿Y TÚ NO LE QUIERES DECIR CUANTO LA AMAS?
Sor María Dolores
Hermanas Clarisas Capuchinas
Diócesis de Tabasco